Saturday, May 2, 2009

Qué le espera a la economía colombiana en 2010

Ya comienzo a extrañar mi antigua profesión. La de analista económico del Citibank para Colombia y Venezuela. O mejor, como alguna vez lo puso mi cuñada de una forma clara y sucinta: la del Walter Mercado del Citi en Colombia. Y es que sí, para que les digo mentiras, uno le saca gusto a eso de estar haciendo proyecciones. Tal como en las apuestas, uno se envicia. Dicho esto, quisiera dejar consignada mi visión, de lo que le sucederá a nuestra economía en el próximo año y medio. Todo, para que luego no digan que no se los advertí. O también, para que después me manden este escrito y me digan: "Hamann, sí que estabas pifiado y mirá esta economía tan exhuberante! Menos mal te fuiste pa' la Asobancaria porque nos hubieras hecho perder cualquier cantidad de plata!".

Y es que ya hace unas cuantas semanas que la economía de los Estados Unidos está mostrando signos de recuperación. O al menos, eso es lo que están percibiendo los mercados financieros globales. Las acciones, tanto en Estados Unidos, como en Europa, Asia y Latinoamérica han repuntado en el último mes, aunque sin lograr revertir por completo la debacle del año pasado. Me parece iluso pensar que las pérdidas se compensarán en cuestión de meses, pues la destrucción de riqueza ha sido tan grande, que se requiere un rally sostenido y generalizado que duplique los niveles de precios observados hoy en día. No obstante, es una buena noticia que al menos haya inversionistas apostándole a una estabilización y a que la economía gringa ya tocó fondo. Si esta tendencia se consolida pronto aparecerá gente diciendo que los Estados Unidos estará despegando más pronto que tarde.

En Colombia también ha habido buenas noticias. La más importante es que el país hubiera decidido acudir al FMI por una línea de crédito contingente de 10.400 millones de dólares. Si el FMI aprueba la solicitud, el gobierno y el Banco contarán con un año para decidir si hacen uso o no de estos recursos. Eso es lo que significa el terminacho "contingente". De esta forma, el país dispone de una opción, una especie de colchón, equivalente a más o menos un 50% más de sus reservas internacionales. Otra buena noticia es que el Banco ha seguido bajando agresivamente su tasa de interés y que el resto de tasas de la economía están respondiendo relativamente rápido, sobre todo el crédito comercial e hipotecario. Este último debe aliviar la carga financiera de los hogares en forma importante. La tercera buena noticia, es que el gobierno está actuando de forma más o menos sensata, y no se ha unido al coro de alarmistas que dicen que Colombia ya está en crisis y que proponen una zarta de estupideces, como usar las reservas internacionales para construir puentes y túneles que pasan por la mitad de un volcán, como el túnel de La Línea. De haber seguido las recomendaciones de estos genios, ya estaríamos en una crisis.

Gracias a la suerte o a Dios, como lo quieran ver, Colombia no se encuentra en crisis. Lo que el país está sufriendo es una recesión, y está entrando en ella a una velocidad casi que sin precedentes. Y la diferencia entre crisis y recesión no es semántica. En una recesión, la economía se contrae, esto es, el ingreso de los hogares decrece, el gasto tanto privado como público o no crecen o caen también, el desempleo aumenta, el crédito o no crece, o aumenta pero mucho más lentamente, y la situación externa tiende a deteriorarse. En una crisis, todas estas cosas pasan a una velocidad sin igual, con varios agravantes: que los mercados financieros se desestabilizan; la tasa de cambio se sube por encima de 3.000 pesos; el crédito se seca y nadie consigue plata; el ajuste del gasto no es voluntario sino forzado por las circunstancias; las familias no pueden pagar sus deudas; algunos bancos se quiebran; el país, o no consigue financiación y/o los inversionistas locales huyen despavoridos; las tasas de interés, tanto locales como externas, se van a las nubes; el banco central desacumula reservas internacionales rápidamente, y el déficit externo se vuelve un superávit en un abrir y cerrar de ojos. Eso es una crisis. Claramente eso aún no está pasando en Colombia.

Ahora bien, esto no quiere decir que dicho escenario no pueda ocurrir. De acuerdo con las cifras más recientes y las proyecciones de los analistas, la economía va a entrar en una etapa de una mayor fragilidad a todos los niveles. El deterioro de las cuentas fiscales es quizás lo más evidente y su tendencia será a deteriorarse. No tardarán en aparecer los titulares en la prensa sobre el "hueco fiscal". También, la situación de las firmas y los hogares tenderá a empeorar como consecuencia de la recesión y el desempleo aumentará hacia el 15%.

Pero para muchos esta recesión será corta. Mis ex-colegas analistas, tanto en Colombia como en Nueva York, esperan una recuperación rápida y en línea con la de Estados Unidos. Su lógica es atractiva. Si Estados Unidos se recupera, se recupera el globo y con él los precios de los commodities, etc, y debería haber un rebote más o menos sincronizado. En mi opinión, me parece que están pasando por alto algunos hechos de la economía colombiana que van a hacer del siguiente año y medio, un período bastante desesperante para nosotros los colombianos.

El primer hecho, es que en Colombia los precios y los salarios son rígidos a la baja, lo que significa que el ajuste de la economía viene vía producción y empleo. El salario mínimo, que es la referencia para el resto de salarios en la economía, aumentó en igual porcentaje que la inflación del año pasado. La inflación del 2008 fue, a su vez, el referente para una buena parte de los precios de la economía este año. Si los precios no caen al ritmo de la demanda, como es el caso del precio de la gasolina, y el salario real se mantiene casi que intacto, los hogares simplemente ajustan vía cantidades. Recortan las salidas a comer, van menos a cine y a otros espectáculos, se cambian de plan de celular, ahorran en agua, energía, y gasolina, etc, etc, etc. Y una vez esto sucede; una vez la gente cambia sus costumbres, es muy fregado que vuelvan a sus hábitos de las épocas de las vacas gordas. A esto los economistas le llaman "habit persistence", que yo no sé bien como traducir esa vaina al español, pero significa que es jodido que la gente cambie de parecer. Entre más inflexibles sean los precios, más prolongada será la recesión.

Si a este escenario local, le sumamos el alto riesgo de que: uno, lo más probable es que Venezuela sí tenga una crisis de aquí a un año, y que, dos, si Estados Unidos se recupera rápidamente, como creen aquellos que le apuestan a una recesión en forma de "V", de tal forma que en un futuro no lejano la Fed esté normalizando la política monetaria, el contexto externo para Colombia puede ser mucho menos favorable de lo que muchos creen.

Por eso, creo que el país se encuentra en el inicio de una larga y prolongada recesión o, en el mejor de los casos, en el 2010 veremos una economía que crece pero significativamente por debajo de su potencial (4,0% anual). En estas condiciones abundarán las propuestas "creativas" de los candidatos presidenciales. Me asalta, eso sí, una gran duda: ¿cómo será el presidente-candidato Álvaro Uribe lidiando con una recesión de este estilo y con un vecino peor de embollado?

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